El entrenador Matt Fitzgerald de la plataforma Training Peaks, hizo un resumen de cuatro elementos que deben tomarse en cuenta al momento de planificar, ejecutar y evaluar los entrenamientos.
“No es sólo lo que haces para entrenar lo que importa, sino también cómo experimentas, interpretas y sientes acerca de tu entrenamiento” explica el inglés en su artículo.
“Los atletas no compiten sólo con sus cuerpos. También corren con sus mentes. Como entrenador, me esfuerzo por minimizar la cantidad de fracasos que mis atletas experimentan en el proceso de entrenamiento. Esto se debe a que experimentar el fracaso tiene un efecto perjudicial sobre la autoeficacia, que se define como la creencia de una persona en su capacidad para tener éxito en una situación. Se sabe que estas creencias son autocumplidas y, por esta razón, cultivar la autoeficacia debería ser una prioridad importante en el proceso de entrenamiento de todo atleta”
Cuatro formas de lograr el éxito en el entrenamiento
- Establecer objetivos de rendimiento desafiantes pero alcanzables
Los atletas más exitosos rara vez ponen a prueba sus límites en el entrenamiento. El entrenamiento de resistencia eficaz se trata de constancia, no de esfuerzos individuales heroicos. Por lo tanto, los objetivos de rendimiento en los entrenamientos individuales deben establecerse en un nivel que esté seguro de poder alcanzar, teniendo en cuenta su condición física y sus niveles de fatiga actuales. Está bien tener que trabajar duro para alcanzar tus números en sesiones clave de entrenamiento, pero no está bien poner el listón tan alto que probablemente no lo alcances. Para lograr esto:
Mantenga sus zonas actualizadas. Estos son los pilares de tu plan de entrenamiento porque determinarán qué tan duros serán tus esfuerzos. Si tus zonas están configuradas demasiado bajas, no serán un desafío. Pero si están demasiado altos, no lograrás un éxito constante en el entrenamiento. Asegúrese de revisar sus zonas si nota que su frecuencia cardíaca o sus niveles de esfuerzo percibidos son inconsistentes. - Gestione sus expectativas
Muchas veces el beneficio del entrenamiento proviene de hacerlo, no de sentirse bien, el esfuerzo es importante, perro forma parte del poceso que no todos los días te sientas bien. Manejar las expectativas de esta manera evita que experimentes los entrenamientos como fracasos, incluso cuando no estés en tu mejor forma física. - Cambie sus objetivos de rendimiento a mitad de sesión si es necesario
Tenga en cuenta que los objetivos de rendimiento que crea el entrenador o el deportista no son más que conjeturas fundamentadas sobre lo que será capaz el atleta de hacer en una sesión particular. Si esos números resultan inalcanzables, no significa que haya fracasado; sólo significa que tus conjeturas no fueron muy buenas. El verdadero propósito de los objetivos de rendimiento es prepararlo para obtener el beneficio previsto de un entrenamiento. Entonces, en situaciones en las que descubres que los números que has elegido son demasiado altos, necesitas hacer un ajuste espontáneo para preservar el propósito del entrenamiento.
Supongamos, por ejemplo, que planeas hacer un entrenamiento de 5 x 5:00 a potencia crítica (CP) en la bicicleta, y tu potencia crítica estimada actual es de 265 vatios. Sin embargo, en el primer intervalo, descubres que 265 vatios se sienten mucho más duros de lo normal y sientes que si te obligaras a mantener esta potencia, estarías completamente agotado al final del entrenamiento, lo cual es Definitivamente no es su propósito previsto.
Por definición, la potencia crítica es la potencia máxima que un ciclista puede soportar durante 30 minutos. Este número fluctuará de un día a otro según los niveles de fatiga y otros factores. Si su CP es de 265 vatios en un buen día, es posible que solo sea de 255 vatios en un mal día como el descrito. En este escenario, lo correcto es completar los intervalos con una potencia que crea que podría mantener durante 30 minutos seguidos en su estado físico actual. Esto evitará no sólo que se esfuerce demasiado, sino también que se someta a un fracaso innecesario que podría afectar su confianza.
- Redefinir el fracaso
No quiero dejarles con la impresión de que el fracaso es malo y debe evitarse a toda costa. Si bien demasiados fracasos son ciertamente malos, en realidad un poco es mejor que nada. Arriesgarse al fracaso es necesario para mejorar, y fallar ocasionalmente puede ayudar a aliviar el miedo al fracaso en sí. A menudo les recuerdo estas cosas a mis atletas y los animo a que hagan lo mismo por ustedes mismos. Verse a sí mismo como un atleta que se atreve a fallar de vez en cuando es quizás el elemento más sutil de la autoeficacia, o creer en su capacidad general para triunfar.